Monotonía
Desciende del carro que le lleva al huerto, prefiere parar…reposa un momento, el fuerte empedrado le rompe los huesos, y debe labrar y regar su huerto. Con fuerte tesón retoma su sitio, aprieta las riendas, fustiga a su Lucio matando su ego y amor despacito, revienta por dentro saltito a saltito. Desmonta del carro, desciende el camino que abre en su huerto y llena el bolsillo, con cuatro mil perras que engordan su silo y dan a la rueda vueltas sin sentido. Después de diez horas con sol de castigo, recoge su arado y bebe su vino, un trozo de pan, otro de tocino le inyectan la fuerza… retoma su sino. Le esperan dos horas de viejo molido de solo escuchar a Lucio y sonidos de noche cerrada y fríos motivos que esperan en casa con caldo perdido. Desmonta su carro con candil sombrío, empuja a su Lucio a establo vacío cepilla su pelo hablando a su oído, calienta su lomo con manos cortadas de sol y rocío. Despierta con beso el sueño perdido por años de cosas que