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Mostrando entradas de febrero, 2010

Monotonía

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Desciende del carro que le lleva al huerto, prefiere parar…reposa un momento, el fuerte empedrado le rompe los huesos, y debe labrar y regar su huerto. Con fuerte tesón retoma su sitio, aprieta las riendas, fustiga a su Lucio matando su ego y amor despacito, revienta por dentro saltito a saltito. Desmonta del carro, desciende el camino que abre en su huerto y llena el bolsillo, con cuatro mil perras que engordan su silo y dan a la rueda vueltas sin sentido. Después de diez horas con sol de castigo, recoge su arado y bebe su vino, un trozo de pan, otro de tocino le inyectan la fuerza… retoma su sino. Le esperan dos horas de viejo molido de solo escuchar a Lucio y sonidos de noche cerrada y fríos motivos que esperan en casa con caldo perdido. Desmonta su carro con candil sombrío, empuja a su Lucio a establo vacío cepilla su pelo hablando a su oído, calienta su lomo con manos cortadas de sol y rocío. Despierta con beso el sueño perdido por años de cosas que

Agua de Primavera.

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En el agua de la fuente que emana de esa montaña refresco y mojo el sudor que llevo pegado al rostro, sacudo de golpe el calor pesado de mis entrañas y bebo con el rubor que tiene un sediento tosco. En el agua del asfalto estancado en esa acera veo bailar los cuerpos de la gente hacia la hoguera, de sus vidas estresantes de trabajos en peceras, movimientos mareantes que enloquecen a cualquiera. En el agua de ese estanque donde reman con fronteras, busco desestresarme engañando a mi mollera haciéndome creer que empieza…comienza el verano, sueño mientras paseo agarradito a tu mano. En el agua de la mar que vive en mi levante me mojo de arriba abajo y sumerjo unos instantes, la sal se agarra a mí como si del mar huyera y hace flotar mi cuerpo un día de primavera. En el agua de la lluvia que rompe con la dentera, con la rabia de saber… mojará mi cabellera, tropiezo con la ilusión…la sensación de estar vivo de saber que mi afición no morirá contigo. En el agua en que ayer sumergí mi corta v

Quererte

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El mirar como me miras me hace doblar las rodillas, al rozar sin querer tu mano, noto como se clava un clavo que atraviesa mis costillas. Todo lo demás no existe es mundano, banal… es triste, yo solo a ti te busco, nada del mundo entero ni oro, ni plata, ni dinero, eso me sobra… no lo quiero al oírte decir... te quiero. El verte, mirarte, olerte, rozarte, tocarte, cogerte, sentirte, abrazarte, amarte… todo hace girar la rueda arrancar los días, sin ello no sabría... no podría, tengo la enfermedad y sin ti no viviría. Un bonito día soleado se convierte en frío y gris si no estás cerca de mí, el no verte es sentir… como muero torturado por una distancia dañina, verdugo de la ignorancia del que está enamorado.

Veintidós de Febrero de mil novecientos setenta y cuatro

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Veintidós de febrero de mil novecientos setenta y cuatro, ese es mi nombre grabado en mi piel, mis canas, en neuronas dañadas por un tiempo crispado de buenos instantes y malos momentos que tengo olvidado. Mes bonito por un signo que me tiene siempre ahogado, aunque siempre he respirado, consigo salir a flote, a veces el destino, otras por ser un zote, consigo subir al bote de un destino preparado a base de tormentas que me empujan con su azote. Día de dos patitos que a su madre van pegados tienen que madurar y a golpes han madurado, la cabeza siempre alta… ahora van agachados, ven como el amor a palos les ha domado. Presente presentado con ojos de niño, de día de recién nacido o mejor dicho renacido, porque nacer nací ese día y ese día he fallecido, volviendo a retomar la vida pero con otro final que parecerse... Dios dirá si es parecido. Veintidós de febrero de mil novecientos setenta y cuatro, año en que nací, día en el que empecé a morir… Espero esté

Esperando el Tren

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Aquel tren de mil novecientos noventa y cinco, cercanías rojo que recorría pueblos peinaba con fuerza montañas y apeaderos donde nunca paraba… estaban muertos. No imaginaba que perdería tanto el tiempo, que uno de estos días me mojaría por dentro, con lágrimas que matan y sanan al momento, hierven y evaporan en mi infierno. El dolor merma poco a poco y a veces reapareciendo, menos mojado, lo seca cada paso que doy, tengo la intuición de que me irá mejor, que no me he equivocado, las decisiones que tomé han mejorado mi ser, persona, como… niño madurado. Aquel tren de mil novecientos noventa y cinco cercanías rojo… descarriló mi juventud, no iba a ningún lado, corría hacia el engaño, se encaminaba al desierto, terminaba en mi salud. Me alegra haberme bajado… aunque no quería, me han empujado caí en marcha y me he levantado, esperaré tranquilo a que llegue otro, no tengo prisa hasta que venga voy caminando, mientras tanto… lo andado me lo he ganado.